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ACEPTACIÓN

 

Me acaba de pasar algo que o bien os ha ocurrido, o bien sabemos de alguien a quien le ha pasado. Sí, me acaban de robar la cartera. Mientras bajaba del tren de cercanías, llegando a Atocha, nos amontonábamos en la salida y yo estaba pendiente de mis hijos (3 entre 8 y 12 años) para no perderles de vista, al mismo tiempo que cargaba de dos mochilas y una maleta. He de reconocer que en estas situaciones suelo extremar la atención pero sin duda eran unos profesionales. Una chica me impedía bajar las escaleras, mientras por detrás la gente que quería bajar, no dejaba de empujar, y en todo el follón, alguien sigilosamente debió meter su mano en mi bolso y sin ninguna resistencia sustrajeron (como escribe el comisario de policía en su informe) la susodicha cartera.

Bueno, toda esta historia viene a cuento por el tema que había elegido para hablaros en este blog y me ha hecho gracia lo ocurrido, bueno relativamente. Y es que le viene al pelo.

Os voy a confesar que antes de certificarme como Coach, después de un percance como el que os acabo de relatar, habría montado en cólera y habría dado un espectáculo bastante poco educativo para mis hijos, del que seguro me habría avergonzado. Ahora me tomo las cosas de otra manera y he aprendido a aceptar las cosas que no se pueden controlar.

Sin duda he aprendido que no puedes montar ningún numerito que al 99% no podía evitar, así que la mejor decisión es cambiar el argumento, o en otras palabras lo que nos decimos internamente. “He de dar ejemplo, aceptar lo inevitable y actuar responsablemente”. Lo primero no perder los papeles, mostrar serenidad y actuar en consecuencia.

La aceptación promueve la apertura de sentimientos, pensamientos, guiones y tendencias de conducta poco útiles, para dejar de luchar con ellos o evitarlos, permitiendo aceptar aquello que no podemos modificar, sin resignarse a actuar en pos de objetivos y metas.

No solo en estos casos sino en todos los que podemos vivir a lo largo de una vida, la aceptación facilita que las personas tomen conciencia de los efectos negativos que tiene para ellos la evitación de barreras mentales para alcanzar sus metas.

Aceptación significa que puedes encontrar en tu corazón la serenidad para cambiar con tu pasado, con tus errores y pesares, transportándote hacia el futuro con una acción decidida, pues, por fin, te atreves a hacer lo que más deseas.

Cuando haya momentos difíciles en tu vida, sabrás hallar el amparo para aliviar tus pesares. No dejes que te roben tus aspiraciones y esperanzas; evita las críticas de los mediocres que se unen para sugerir la perfección para siempre. Te sobrepondrás a la imperfección. Igual que a los malos sueños del pasado. Aceptando lo peor, podrás conservar lo mejor y encontrarás en la acción tu alma, el desarrollo y la esperanza que te acompañe toda la vida.

Pero ¡ojo! No debemos pretender estar siempre aceptando; sería ridículo y autodestructivo. Sólo aquello que ya no podemos cambiar.